martes, 21 de julio de 2009

EL MAPA DE COLOMBIA EN COLORES


El aprendizaje de la geografía en esta vidriera luminosa que soy para los niños tiene un especial atractivo. Hago dulce el conocimiento de la tierra. Dejo a los pequeños, de por vida, colores para nombrarla al punto que, cada una de mis divisiones está asociada a esa burlería, a esa conseja milagrosa de los matices.

En mí, el Putumayo es verde; el Huila, color naranja; Caldas es violeta; el Cauca, azul; el Atlántico, color grosella; Santander, bermejo; Cundinamarca, blanco; Antioquia, encarnado...

Y por sobre todo ese pañizuelo alegre de retazos pintados, se me ven los hilillos de los ríos, el jaspeado de las sierras, la oruga enarcada de las cordilleras con el lomo de pelusilla verde.

Cuando los niños dejan la escuela me quedo prendido en la pared sin pasos y sin alas, pero no soy un dibujo cualquiera sino un mundo cogido con dos clavos ardientes. Soy Colombia. En mí aprendieron ellos. Me pasaron muchas veces, por la superficie, las manitas frías de susto, o acertadas, con la alegría del conocimiento.

Después, de mayores, ya no quisieron desasirse de esta bonita sugestión de las porciones de tierra coloreada que yo les di.
El recuerdo poético de las cosas es un buen rodrigón para hacer de ellas larga y merecida memoria.


AUTORA: Amira De La Rosa
En La Luna con Parasol y otros relatos.

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